El embrague no es solo el pedal que pisamos para cambiar de marcha. Es en realidad una pieza vital de nuestro coche que transmite el giro del motor a la caja de cambios. Una misión que nos permite hacer de forma progresiva gracias a que la realiza por fricción. Sin embargo, esto la convierte en una pieza de desgaste más del vehículo, como las pastillas de freno, los discos, los silentblocks o los neumáticos.
En realidad, el embrague es el primer elemento de la transmisión que lleva la fuerza del motor hasta las ruedas. El motor hace girar el volante bimasa, el embrague se acopla a él para transmitir ese giro a la caja de cambios. De ésta pasamos al árbol de la transmisión, si es que el motor está en un eje diferente a las ruedas motrices. Después se llega al diferencial, que transmite ese giro a los palieres, y estos trasladan la potencia hasta las ruedas mediante la junta homocinética.
Como ves, se trata de un camino hecho a base de engranajes que empiezan a girar gracias a la conexión del embrague con el motor. Todo ello para mover un vehículo que además puede pesar varias toneladas. Así que, como te podrás figurar, las fuerzas que debe soportar un embrague son muy grandes y en cuanto se desgasta empieza a patinar sin poder transmitir adecuadamente el par.
Funciones del embrague
Iniciar la marcha
Hasta ahora te hemos contado que el embrague conecta y desconecta el motor del resto de piezas que hacen mover el coche, pero, ¿para qué? La más inmediata de entender es que tiene que haber una transmisión progresiva para empezar a mover el coche. Cuando el motor está encendido, siempre gira a un mínimo de revoluciones. Por ejemplo: 800 revoluciones por minuto (rpm). Sin embargo, las ruedas están paradas por completo, a 0 rpm. Si la transmisión de ese giro fuese inmediata, el coche daría un tirón brusco muy desagradable para los ocupantes y muy perjudicial para las piezas de la transmisión.
De ahí que el embrague se controle con un pedal que nos permita regular la fricción que tiene el disco del embrague con el volante bimasa del motor. Si lo pisamos, se separa por completo. Si lo soltamos poco a poco se va acercando hasta que empieza a rozar y va transmitiendo poco a poco el giro. Cuando más lo soltamos, más aprieta y más giro transmite, hasta que cuando lo soltamos del todo, se comprime con la fuerza necesaria para girar a la vez. Como se dice en física, ingeniería o mecánica: gira solidario a éste.
Cambio de marchas
La siguiente función que tiene el embrague es la de permitirnos cambiar de marcha. Un proceso que si se hace sin pisar el pedal de embrague, puede ser imposible o por lo menos puede llegar a ser muy perjudicial para la caja de cambios. Al pisarlo, desacoplamos la caja de cambios del motor, para que sus engranajes se muevan sin la enorme presión que hace el giro del motor para moverlos. Así se puede sacar la marcha que estaba metida e insertar la siguiente sin dañar nada.
Partes básicas de un embrague
Maza de embrague
Como te hemos explicado, el embrague se aprieta contra el volante bimasa del motor para recibir su giro. Pues bien, la pieza que lo oprime contra él es la llamada maza de embrague. Una función que ejerce, siempre que no apretemos el pedal.
Disco del embrague
La segunda pieza clave es el disco del embrague, que es el que soporta la fricción contra el volante bimasa. Por lo tanto es la pieza que se desgasta con el uso. Aunque en realidad se suele cambiar todas las piezas e incluso se tiende a poner un kit que incluye también el volante bimasa.
Collarín del embrague
El tercer elemento es el collarín de empuje, que se encarga de transmitir el movimiento de nuestro pie y por lo tanto separar o juntar disco. Por supuesto, hay muchos elementos más que comunican el movimiento del pedal hasta ese punto, como por ejemplo el sistema hidráulico del embrague, pero el collarín es la última pieza que acopla y desacopla el disco.
Estas son las tres partes básicas de un embrague, aunque en realidad también tiene otros componentes como la flecha de mando, que es el eje sobre el que gira, el candelero, el retén de la flecha, etc.
Tipos de embrague
Normalmente nos podemos encontrar con tres tipos de embragues principales que tienen sus características propias. Tenemos los embragues de fricción, los electromagnéticos y los hidráulicos.
Embrague de fricción
El embrague de fricción es el más común en los vehículos que nos podemos encontrar por la calle. Su funcionamiento se corresponde con el que te hemos descrito en este artículo. Es decir, un embrague y un volante motor, que se pueden unir formando un eje solidario. Sin embargo, no tiene por qué funcionar con un monodisco en seco. También puede ser bidisco o multidisco en seco o en húmedo. Unos sistemas más sofisticados que suelen usarse por ejemplo con cajas de cambios automáticas de doble embrague.
Hidráulicos
También existen los embragues hidráulicos o bañados en aceite. La unión de las dos piezas principales del embrague se realiza por medio de aceite. El uso más común de este tipo lo podemos ver en los vehículos equipados con caja de cambios automática por convertidor de par y en vehículos industriales.
Electromagnéticos
Por último, están los embragues electromagnéticos, que son los menos usados y se basan en la acción de los campos electromagnéticos. Rara vez nos encontraremos con algún vehículo equipado con este tipo de embrague.
Artículo fuente: https://www.actualidadmotor.com/la-mision-del-embrague/
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